Seguro que recuerdas presentaciones en las que, estando alineado con el mensaje, te han dejado un poco frío porque no transmitían emoción alguna. ¿Tienes en cuenta este aspecto a la hora de preparar o realizar tu presentación?.
Si bien es cierto que en ocasiones está muy ligado a ello, ser emocional va más allá de transmitir con energía. Cualquier mensaje a comunicar lleva implícita una emoción ligada al mismo más allá de su letra y que debemos también trasladar a nuestro auditorio. Por ejemplo, el tipo de emoción ligada a la explicación de una misma anécdota personal es diferente en un homenaje, en la presentación de un proyecto o en un funeral.
Algunos consejos para introducir la emoción en nuestras presentaciones:
- Cuando establezcas el objetivo de la presentación reflexiona sobre el tono emocional de la misma.
- Haz tuya esa emoción, alinéate con ella, sientela como propia.
- Ensaya, deja fluir las palabras y movimientos que ese tema y objetivo te generan.
- Utiliza un tono y gesto alineado con el objetivo.
- Incluye anécdotas e interjecciones en tu presentación.
- Cuidado con sobreactuar, se trata de transmitir no de interpretar.
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