lunes, 2 de septiembre de 2013

Cuenta Historias

Todos aquellos que tengáis hijos seguramente habréis vivido la siguiente situación: comenzar a explicar un cuento que hace décadas que no escucháis y como por arte de magia tomar el hilo principal del relato y ser capaces de transmitirlo. ¿Cómo podemos recordar algo que estaba ahí inactivo y a veces olvidar cosas que nos han explicado hace un minuto? El truco está en la estructura de historia con la que se ha transmitido.

Un cuento tiene una estructura muy sencilla y al mismo tiempo potente que sigue el esquema clásico de presentación, nudo y desenlace. Además incluye personajes con una carga emocional determinada (los buenos, los malos...) y el aderezo del suspense. Todo ello junto hace que la historia transmitida quede grabada casi de inmediato en nuestro cerebro y de forma casi permanente.

¿A qué viene todo esto? muy sencillo, si consigues dar a tu presentación una estructura similar a la que tienen los cuentos infantiles, y le sumas el modo en que nos los explicaban (transmitiendo emociones, haciendo preguntas del tipo ¿sabéis lo que pasó?, interpretando los personajes...) conseguiras no solo captar la atención de tu audiencia, sino que también que el mensaje tenga mayor impacto y, por lo tanto, perdure.

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