Es algo frecuente que los departamentos de formación (o consultoras) recibamos demandas que no están claramente formuladas, ya sea porque nuestro interlocutor no esté muy orientado a ello, o bien porque el mismo hecho que las genera (vg un proyecto) todavía no esté definido, etc...
Para abordar estas situaciones tenemos dos opciones con sus múltiples variantes:
A.- "mirar hacia otro lado" y trabajar desde nuestra percepción de la demanda.
B.- Trabajar con nuestro interlocutor en la definición de la demanda.
Si bien lo más cómodo es optar por la primera, la segunda suele dar mejores resultados.
Así pues, el reto es sentarnos con nuestro cliente interno para conjuntamente dar forma concreta a su demanda, para lo que podemos:
* Preguntarle qué espera conseguir con esa acción formativa y ayudarle a definirlo de manera smart.
* Solicitar que defina qué tiene que hacer ese colectivo (conductas) y qué necesitan saber para llevarlo a cabo.
* Hablar de niveles de conocimiento (básico, medio, alto) tanto para la demanda como para el as is y definirlos de forma operativa.
* Diferenciar entre habilidades y conocimientos...
Actuar de esta forma no solo facilitará el trabajo de diseño de la acción formativa, sino que estaremos dando pasos firmes para consolidarnos como un verdadero business partner .