miércoles, 15 de agosto de 2012

La inspiración no suele avisar

La inspiración viene cuando ella desea y nunca avisa. Podemos estar horas pensando en cómo plantear una sesión de formación sin ningún resultado y de pronto en el metro, en la sala de espera de un médico o, como en el caso de este post, leyendo El señor de las moscas en una piscina, las musas llaman a la puerta con un torrente de ideas.

Un fenómeno paralelo es que la memoria suele actuar de forma sádica con la creatividad y tras la chispa de inspiración corremos el riesgo de no recordar nada en el momento en que ya podamos dar forma a esa idea. 

El truco de hoy es simple a la par que práctico: lleva siempre un bolígrafo y una pequeña libreta donde anotar esas ideas, aprovecha que se ha abierto el grifo y escribe todo lo que se te ocurra (ya le encontrarás aplicación) recuerda que cuando quieras crear tal vez no puedas.

Hoy en día todos los móviles tienen la posibilidad de introducir y guardar notas, por lo que en el 95% de ocasiones dispondrás de un dispositivo donde anotar y almacenar tu idea, si bien es cierto que no tendrá el encanto de unas líneas escritas en una servilleta de papel, una tarjeta de metro o en el interior de la portada de un clásico de la literatura universal.

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