lunes, 17 de junio de 2013

Ser específico

¿A cuántas presentaciones has asisitido en que se ha hablado de tantas cosas que al final has tenido la sensación de que no se ha planteado nada? Una de las más frecuentes patologías por las que una presentación perece es la Exhaustividad, y esto en cualquiera de sus dos vertientes: exponer demasiados aspectos de carácter heterogéneo y/o llegar a un nivel de detalle excesivo.
 
Así pues, uno de los elementos clave para realizar una presentación eficiente es la de ser específico, esto es, tratar un número reducido de temas (cuanto menos mejor) y hacerlo con un nivel de detalle suficiente para alcanzar el objetivo, evitando todo aspecto que nos desvíe ni tan solo un milímetro de su consecución.
 
Para ello puedes seguir los siguientes pasos:
 
  1. Define de forma precisa los objetivos de la presentación.
  2. Revísalos, valora si hay algún elemento prescindible y suprímelo.
  3. Construye la lista de contenidos necesarios para alcanzar el objetivo.
  4. Revisa la lista y elimina aquéllos que no nos acercan al objetivo.
  5. Desarrolla los contenidos siguiendo la misma secuencia de revisión-supresión.









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