martes, 29 de noviembre de 2011

Comenzar por el principio

Uno de los errores más habituales que cometemos a la hora de diseñar una nueva acción formativa es que no comenzamos por el principio y éste no es otro que definir sus objetivos.

¿Cómo podemos hacerlo? muy sencillo, antes de decidir cómo va a ser el curso, qué contenidos va a tener, qué ejercicios se realizarán... respón a las siguientes preguntas:

1.- ¿Para qué es el curso?

En el mundo de la empresa los motivos por los que se puede poner en marcha una acción formativa son múltiples y no siempre tienen que ver con la formación: para motivar, por cumplimiento de una normativa o compromiso, porque vamos a lanzar un nuevo procedimiento... Así pues, la primera incógnita que debemos despejar para diseñar una acción formativa es cuál es su propósito, ya que éste marcará el tipo de decisiones que tomaremos a continuación.

2.- ¿Qué quieres conseguir?

Una vez establecido el propósito debemos ir a lo operativo, es decir, definir qué cambios específicos esperamos conseguir como resultado de nuestra acción formativa. Aunque, parezca mentira, son legión los cursos a los que he asistido en los que estoy convencido de que esta pregunta no apareció en nigún momento del proceso de diseño.

3.-¿Cuál es el punto de partida?

Ya sabemos cuál es el propósito y hacia dónde vamos, solamente nos queda establecer el punto en el que estamos en este momento. Para ello podemos ser muy sofísticados (ayudándonos de métricas, utilizando cuestionarios...) o muy pragmáticos (planteando asunciones, hablando con personas clave) si bien es cierto que lo realmente importante es que de un modo u otro demos respuesta a la pregunta.

De mi experiencia extraigo que una vez que somos capaces de dar respuesta a estas tres preguntas el resto de pasos vienen solos (o casi) ¿Cuál es la tuya?

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