En ocasiones, las razones que han llevado a los participantes de un curso a asistir al mismo pueden diferir bastante de entre unos y otros e incluso alejarse de su supuesto objetivo. Conocerlas y gestionarlas resulta fundamental para el buen desarrollo de las sesiones.
Si sabemos (o tenemos la sensación) que en un grupo de formación nos vamos a encontrar con una situación como la descrita, podemos introducir las siguientes preguntas en la rueda de presentaciones o como ejercicio inicial (ya sea escrito, en grupos, individual...):
1.- ¿Qué hacemos aquí?
Con esta pregunta tan directa invitaremos a los participantes a que reflexionen y compartan las razones o motivaciones que les han llevado a venir al curso y sus expectativas sobre el mismo.
2.-¿Es éste el foro adecuado?
Esta pregunta tiene como objetivo establecer el círculo de influencia en el que se sitúa la acción formativa. En otras palabras, en ocasiones, los participantes asisten a cursos con la idea de alcanzar unos objetivos que la formación tal vez no sea la mejor herramienta para conseguirlos. Reflexionar sobre mis objetivos y sobre dónde estoy puede ayudarme a no generar falsas expectativas.
3.-¿Qué podemos hacer desde aquí para alcanzar ese objetivo?
El hecho de que las motivaciones que hacen que una persona venga al curso no se ajusten a las que nosotros habíamos previsto (o consideremos óptimas), o que difieran entre los participantes, no quiere decir que desde el marco de nuestra acción formativa no podamos contribuir a darles respuesta en la medida que sea posible. Así pues, con esta pregunta estableceremos cómo podemos contribuir entre todos para satisfacer esas expectativas, qué está dentro del alcance del curso y qué debería tratarse en otro tipo de foro.
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