El aprendizaje colaborativo consiste en establecer
grupos o comunidades de personas
interesadas en los mismos temas o contenidos (por ejemplo que desempeñen la
misma profesión) con el fin de intercambiar
experiencias, ideas, recursos, etc… El establecimiento de este tipo de grupos proporciona
múltiples beneficios de los que destacamos cinco:
1.- La introducción
de actividades colaborativas conlleva un mejor aterrizaje
de los contenidos a la realidad particular de cada uno de los
participantes. La participación en foros, debates, trabajos en equipo,
interacción entre profesores y alumnos… permite que los temas tratados en el
aula se centren sobre situaciones reales que están ocurriendo en el entorno profesional
ya que el grupo es quien solicita hacia qué particularidades es necesario
dirigir el debate.
2.- El aprendizaje colaborativo facilita la implementación al puesto de
trabajo de lo visto en el aula. Además de por lo indicado en el punto
anterior, la comunidad constituye una red de apoyo para superar la resistencia
al cambio o nuestras dudas, por ejemplo, comentando y validando las ideas con
el grupo antes de ponerlas en marcha.
3.- Permite encontrar nuevas soluciones. Reflexionar, compartir y debatir
sobre cómo afrontar un problema o reto, supone observarlo desde un punto de
vista diferente al que normalmente solemos adoptar, obteniendo como resultado
un mapa de alternativas más amplio. Si añadimos la máxima de Einstein “Si buscas resultados distintos, no hagas
siempre lo mismo” el beneficio es doble.
4.- La utilización de
plataformas colaborativas más allá de la duración temporal del curso, hacen que
éste no concluya del todo y se mantenga activada
la voluntad de aprendizaje y el trabajar por consolidar los objetivos del mismo.
5.- Además de todo lo
anterior, y como efecto del tipo de ejercicios y comunicación que se da, el
aprendizaje colaborativo potencia habilidades como la resolución de problemas, la
comunicación interpersonal e intrapersonal o la empatía.