lunes, 7 de septiembre de 2015

innocence + experience

Pensando en la actual gira de U2, su nombre desvió el curso de mi reflexión hacia una disyuntiva con la que nos topamos a menudo al preparar un programa de formación ¿mezclamos a noveles y veteranos en un mismo grupo o hacemos dos grupos separados?.

Para dar respuesta a esta pregunta en primer lugar deberemos distinguir entre experiencia y nivel, entendiendo el nivel como el grado de conocimiento que se tiene sobre una temática (vg. básico, intermedio, avanzado...) y experiencia como el cuánto se han puesto en práctica esos conocimientos o habilidades. 

En líneas generales, si hablamos de nivel son más efectivos los grupos en los que el grado de conocimientos de los participantes es homogéneo. Por ejemplo, en un curso de excel llegaremos más lejos si la mayoría partimos de un nivel inicial similar.

Si nos referimos a experiencia, un grupo heterogéneo puede ser a priori más complicado de gestionar, pero bien conducido mucho más rico para los participantes. ¿Por qué?.

Una persona novel en una materia o actividad por un lado suele carecer de casuística (atribuible a las "horas de vuelo"), conocimientos operativos o visión histórica de porqués o cómos... lo que suele compensarse con nuevos paradigmas (en ocasiones más contemporáneos), ausencia de "vicios" y generalmente una mayor predisposición a "probar cosas". 

Alguien experimentado  en una materia o actividad dispone una amplia casuística (tanto en número como en tipo de experiencias), conocimiento sobre cómo actuar o llevar a la acción múltiples tareas, y una visión histórica que le permite entender porqué estamos ahora en "este punto" o revisar soluciones que en el pasado funcionaron o fracasaron. Por contra, su visión puede estar "lastrada" en el momento en que tuvo su despegue profesional,  el hecho de disponer de más automatismos no quiere decir que sean positivos, y además suele ser más resistente al cambio.

Así pues, podemos concluir que estos perfiles, si bien son diferentes, lejos de ser antagónicos son complementarios, lo que unirlos en un aula será productivo para ambos.

Eso sí, debemos tener en cuenta algunas consideraciones prácticas:

1.-  Asegurarnos que las diferencias se refieren a la experiencia y no al nivel (tal y como los hemos definido aquí).

2.- Configurar grupos realmente heterógeneos, es decir que haya una gradación en el nivel de experiencia de sus miembros, y no un 50% de noveles y un 50% de experimentados (en este caso se lo más probable es que se creen dos dinámicas paralelas en lugar de una única inclusiva).

3.- Programar dinámicas y mensajes integradores. Por ejemplo, si en la presentación alguien indica que es muy nuevo y que poco puede aportar, responder con ejemplos de aspectos que seguramente podrá sumar al grupo.

4.- Utilizar metáforas y/o ejemplos con referentes que sean comprensibles y significativos a ambos colectivos. Por ejemplo utilizar tanto casos concretos de la actividad en la que estamos inmersos, como analogías con la "vida cotidiana". 


Una de propina: Cuando estés buscando una idea para hacer una dinámica nueva y no se te ocurra, piensa en una película, título de canción, libro... y qué podrías hacer con él en un curso. Es lo que he hecho con este post.