miércoles, 18 de septiembre de 2013

¿Y después qué...?


Imagina la siguiente situación, formas parte del Departamento de Formación de una empresa y te encomiendan diseñar el entrenamiento para la puesta en marcha de un proyecto cumpliendo unas premisas económicas y temporales. Preparas un plan de acción, se aprueba y desde ese momento ocupa un lugar en la presentación del proyecto, concretamente integrado en el cronograma. ¿Qué interpretan la mayoría de mandos de tu organización al ver dicha slide?
 
Las interpretaciones pueden ser muchas, si bien es cierto que una que seguro que formará parte de la lista es "A partir del día en que termina la formación todo el mundo está preparado para trabajar siguiendo el nuevo modelo" ¿Hemos incluido todas las acciones posibles para cumplir con esta expectativa?.
 
Independientemente del grado de sofisticación al que podamos optar en función del preuspuesto, cultura organizativa... sí es obligación del Departamento de Formación plantearse la pregunta ¿Y después de los cursos qué? para incluir en nuestra propuesta acciones "más allá del aula" que faciliten la transferencia de los conocimientos o habilidades trabajadas.
 
Píldoras en formato rapid eLearning, acciones de mentoring o modelaje, reuniones de mejores prácticas o entrevistas de seguimiento (personales o telefónicas), son algunos de los recursos de los que podemos disponer para esta misión.
 

lunes, 2 de septiembre de 2013

Cuenta Historias

Todos aquellos que tengáis hijos seguramente habréis vivido la siguiente situación: comenzar a explicar un cuento que hace décadas que no escucháis y como por arte de magia tomar el hilo principal del relato y ser capaces de transmitirlo. ¿Cómo podemos recordar algo que estaba ahí inactivo y a veces olvidar cosas que nos han explicado hace un minuto? El truco está en la estructura de historia con la que se ha transmitido.

Un cuento tiene una estructura muy sencilla y al mismo tiempo potente que sigue el esquema clásico de presentación, nudo y desenlace. Además incluye personajes con una carga emocional determinada (los buenos, los malos...) y el aderezo del suspense. Todo ello junto hace que la historia transmitida quede grabada casi de inmediato en nuestro cerebro y de forma casi permanente.

¿A qué viene todo esto? muy sencillo, si consigues dar a tu presentación una estructura similar a la que tienen los cuentos infantiles, y le sumas el modo en que nos los explicaban (transmitiendo emociones, haciendo preguntas del tipo ¿sabéis lo que pasó?, interpretando los personajes...) conseguiras no solo captar la atención de tu audiencia, sino que también que el mensaje tenga mayor impacto y, por lo tanto, perdure.